martes, 27 de noviembre de 2012

¿Duelo o Locura?



Aceptar la muerte de un ser querido o una ruptura afectiva es un proceso doloroso,  pero necesario para seguir.

Ante la muerte de un ser querido, una ruptura sentimental, la pérdida de trabajo, situaciones de cambio en la vida –a veces abruptas- aparece un tránsito inevitable: ‘el duelo’.

La reacción  ante esto puede ser muy diversa, no todos reaccionamos de la misma forma. Es una experiencia singular, un desafío, una verdadera batalla interna con gran dolor psíquico, que implica un tiempo propio, que depende de la intensidad de la experiencia con el  ser o la situación desafortunada.

La pérdida desencadena reacciones emocionales que intentan restaurar la figura desaparecida.

Cuando la elaboración es insuficiente y se mantiene en el tiempo puede llevar una cronificación  del sufrimiento psicológico.

El que lo padece, se entrega al principio a la desesperación, a la tristeza y a sensaciones de angustia. Pueden aparecer inhibiciones, trastornos psicosociales, pérdida de la capacidad de amar, compulsiones y diversos tipos de psicopatologías. Recuerdo una frase: “En el cuerpo es donde duele el duelo”.

Frente a la situación traumática, el primer mecanismo que tiene la persona es la regeneración. En casos extremos: el rechazo. Por ejemplo, el estado melancólico que conlleva a la disminución del amor propio, con autorreproches y acusaciones. Es la sensación de una herida que no sana, producto de dicho rechazo. Se siente un “lleno de vacio”.

“La inclinación  a no computar la muerte en el cálculo de la vida, trae por consecuencia muchas otras renuncias y exclusiones”, decía Freud. Según las expresiones del duelo, podemos observar con qué recursos psíquicos originarios cuenta el sujeto frente a ese vacío que la pérdida ocasionó, ya que hay  pérdidas  constitutivas y estructurales en nuestro psiquismo desde la más tierna infancia.

Cuando en la consulta se trabaja con un duelo, se trata de saber qué se perdió (además  de la pérdida real) en esa pérdida. Ahora bien: para que se pueda tramitar un duelo normal, primero hay que localizar la falta , nombrarla, aceptar que algo se ha perdido, no renegar de ello.

En todas las culturas, nos encontramos ante la muerte, con innumerables formas de ritos funerarios como un modo de escenificar  su aceptación. Esto ayuda a ubicar una marca que señale el antes y el después. Además, es muy importante tener en cuenta  el momento subjetivo en que la pérdida acaece, y observar el entorno familiar y social que propicie o perturbe tramitar la ausencia  o el cambio.

El trabajo y  la función del duelo es una reorganización psíquica, no es una sustitución de un objeto por otro, sino un cambio de objeto en si mismo. O se renueva el lazo con el objeto perdido o se permanece en la angustia y el sacrificio, es decir, en la locura, la enfermedad mental y … algunas veces , física.

 

Psicoanalista Alicia Díaz Farina

lunes, 19 de noviembre de 2012

El primer nivel de los Siete...

Segunda Parte:


»Puede hacerse una terapia para el yo. Com­prender forma parte de ella. El amor es la terapia fundamental. Los terapeutas, los maestros y los gurús pueden ayudarte, pero sólo durante un tiempo limitado. El camino verdadero es la in­trospección, y tarde o temprano deberás reco­rrerlo sin ayuda de nadie. Aunque, en realidad, nunca estás solo.

»Cuando sea necesario, mide el tiempo, pero hazlo en lecciones aprendidas y no en minutos, horas o días. Puede curarte en ,cinco minutos si alcanzas el nivel de entendimiento adecuado. O puede tardar cincuenta años. Da lo mismo.

»Debes recordar el pasado y después olvidar­lo. Déjalo atrás. Este proceso es útil tanto para los traumas de la infancia como para los de vidas an­teriores, y también sirve para cambiar de actitud, para aclarar los malentendidos, para modificar los sistemas de creencias que se nos han inculca­do y para renovar todo tipo de viejas ideas. De hecho, puede aplicarse a toda clase de pensamien­tos. ¿ Cómo podrás ver las cosas con claridad y frescura si reina el caos en tu mente? ¿ Y si necesi­tas aprender algo nuevo? ¿ Y si has de adoptar una nueva perspectiva?

»Los pensamientos crean la ilusión de la divi­sión y la diferencia. El ego la perpetúa y esta ilu­sión conduce al miedo, la angustia y un profun­do sufrimiento, que a su vez, producen rabia y violencia. ¿ Cómo puede haber paz en el mundo cuando predominan estas caóticas emociones? Hay que desenmarañadas, volver al origen del problema, a los pensamientos, a los viejos pensa­mientos. Dejad de preocuparos y emplead vues­tra sabiduría intuitiva para sentir el amor otra vez. Meditad. Sed conscientes de que todo está entrelazado y relacionado entre sí. Concentraos en la unidad, no en las diferencias. Fijaos en vuestro yo verdadero. Contemplad a Dios.

»La meditación y la visualización os ayudarán a detener el caudal de vuestros pensamientos y a empezar vuestro viaje de regreso al pasado. Así se producirá la curación. Empezaréis a utilizar vues­tra nueva mente. Veréis. Comprenderéis. Vuestra sabiduría crecerá. Entonces habrá paz.

»La relación que mantienes contigo mismo es similar a la que mantienes con los demás. Has vi­vido en muchas épocas y en distintos cuerpos. Por consiguiente, pregúntale a tu yo actual por qué tiene tanto miedo. ¿ Por qué te asusta correr riesgos razonables? ¿Acaso te preocupa tu repu­tación o lo que los demás piensen de ti? Estos miedos te condicionan desde la infancia o inclu­so desde antes.

»Hazte estas preguntas: ¿ Qué tengo que per­der? ¿Qué es lo peor que puede ocurrir? ¿Quie­ro vivir el resto de mi vida en estas condiciones? Comparado con la muerte, ¿ esto es tan arries­gado?

»En tu evolución, no tengas miedo de encole­rizar a otras personas. La cólera sólo es manifesta­ción de su inseguridad. El hecho de tener miedo de su ira puede frenar tu progreso. La rabia sería algo simplemente estúpido si no generara tanto sufrimiento. Transfórmala en amor y perdón.

»No permitas que la depresión o la angustia obstaculicen tu desarrollo. Cuando te deprimes, pierdes la perspectiva, olvidas y das las cosas por sentado. Agudiza tu atención. Recapacita sobre tus valores. Recuerda qué es lo que no debes dar por hecho. Cambia tu punto de vista y no olvi­des lo que es importante y lo que no lo es. Evita caer en la rutina. No pierdas la esperanza.

»Cuando te angustias, te sientes perdido den­tro del ego, sin límites que te protejan. Se des­pierta en ti un vago recuerdo de falta de amor, una herida en tu amor propio, una pérdida de paciencia y de serenidad. Recuerda que nunca estás solo.

»Ten el valor de correr riesgos. Eres inmortal. Nadie puede hacerte daño.

A veces los mensajes no son tan psicológicos y parecen proceder de una fuente más tradicio­nal, más didáctica.

El estilo es algo diferente, casi como si se tra­tara de un dictado.

-Existen varios tipos de karma, de deudas por saldar. El karma individual corresponde a las propias obligaciones de la entidad, que sólo le pertenecen a ella. Pero también hay un karma colectivo, las deudas del grupo, y existen diver­sos grupos: religiones, razas, nacionalidades, etc. En un nivel más amplio, está el karma planetario, que afecta al destino del planeta y sus conse­cuencias. En el karma colectivo, no sólo hay deudas individuales acumuladas y sedimentadas, Si no que sus consecuencias terminan por atr­ibuirse al grupo, al país o al planeta. La aplicación de este karma colectivo determina el futuro del grupo o del país. Pero también se aplica al indivi­duo que se re encarna dentro del grupo o del país, o al mismo tiempo y en relación con ese grupo o país aunque no pertenezca a él, o en una época posterior...

»La acción se convierte en una acción correc­ta cuando se lleva a cabo a lo largo del camino, a través del sendero que conduce a Dios. El resto de caminos acaban siendo falsos senderos o es­pejismos, y la acción que se lleva a cabo a lo largo de ellos no es la acción correcta. Así pues, la ac­ción correcta estimula la espiritualidad de la per­sona y su recuperación. Toda acción que favo­rezca la justicia, la misericordia, el amor, la sabiduría y todos los atributos que denomina­mos divinos o espirituales es inevitablemente una acción correcta. Los frutos de las acciones que se llevan a cabo por los otros caminos son transitorios, ilusorios y falsos. Son frutos tenta­dores y engañosos, pero no son lo que realmente deseamos. Los frutos de una acción correcta abarcan todos nuestros objetivos y anhelos y to­do lo que necesitamos y deseamos.

»La fama es un buen ejemplo. Todo aquel que persigue la fama como una meta en la vida, pro­bablemente la obtendrá durante un tiempo. Pero esta fama será pasajera e insatisfactoria. Sin em­bargo, si la fama llega de un modo espontáneo,

como resultado de la acción correcta, de la ac­ción llevada a cabo por el camino, se conservará y será verdadera, aunque para la persona que se halla en el camino, esto no será importante. He aquí la diferencia entre el deseo egoísta de fama, por parte de la persona, y la fama no buscada y no deseada, que es el resultado de la acción co­rrecta. La primera es ilusoria y efímera. La se­gunda es real y duradera, y es fiel al alma. En el primer caso se acumula el karma, y es necesario saldado; en el segundo, no.      .

 

  A veces los mensajes se suceden como deste­llos y son muy concisos:

  -El objetivo no es ganar sino explorar.

 

Luego, como si les volviera a tocar el turno, los mensajes son de nuevo más psicológicos y adquieren la forma de impresiones que se suce­den una detrás de otra, como centelleos.

-Dios perdona, pero también debes ser per­donado por los demás, y tienes que perdonados a ellos. El perdón también es una responsabili­dad tuya. Debes perdonar y ser perdonado. El psicoanálisis no repara los daños. Tienes que ir más allá del entendimiento y realizar cambios, mejorar el mundo, arreglar las relaciones, perdonar a los demás y aceptar su perdón. Es suma­mente importante perseguir la virtud sin descan­so. Solamente hablar de ella no es suficiente. En­tender con el intelecto y no aplicar un remedio tampoco es suficiente. Pero expresar el amor sí lo es.

domingo, 11 de noviembre de 2012

El primer nivel de los Siete...

Primera Parte:


»El primer nivel de los siete existentes es el más importante. Es fundamental que experi­mentéis el primer plano en lugar de teorizar so­bre los planos superiores. A la postre tendréis que experimentarlos todos... Tu tarea es la de en­señar l;>asándote en la experiencia. Selecciona to­do lo que es creencia y fe y transfórmalo en ex­periencia para que el aprendizaje sea 'completo, porque la experiencia trasciende la creencia. En­séñales a experimentar. Acaba con sus miedos. Debes enseñarles a amar y a ayudarse mutua­mente. Esto implica el libre albedrío de los de­más. Pero trata de llegar a ello con amor. Extién­deles una mano con compasión, para ayudarles. Esto es lo que debéis hacer en vuestro plano.

»Los humanos siempre piensan que son los únicos seres del universo. Esto no es cierto. Hay muchos mundos y muchas dimensiones; mu­chas, muchas más almas que recipientes físicos. Además, el alma puede separarse en dos partes si lo desea y vivir más de una experiencia al mismo tiempo. Esto es posible, pero se requiere un nivel de crecimiento que muchos todavía no han al­canzado. Al final, veréis que sólo hay un alma, como una pirámide, y que toda experiencia se comparte simultáneamente. Pero por ahora, no es así.

»Cuando mires a los ojos a otra persona, a cualquiera, y veas tu propia alma reflejada, en­tonces sabrás que has alcanzado otro nivel de conciencia. En este sentido la reencarnación no

existe, porque todas las vidas y todas las expe­riencias son simultáneas. Pero, en el mundo tri­dimensional, fa reencarnación es tan real como el tiempo, las montañas o los océanos. Es una ener­gía como cualquier otra y su realidad depende de la energía de quien la percibe. Mientras una per­sona perciba los cuerpos físicos y los objetos materiales, la reencarnación será real para ella. La energía se compone de luz, amor y conoci­miento. Aplicar con amor este conocimiento conduce a la sabiduría... Actualmente existe una gran falta de sabiduría en vuestro plano.

Elizabeth dejó de hablar. Al igual que Cathe­rine, recordó los detalles de sus vidas físicas an­teriores; en cambio, no se acordaba en absoluto de los mensajes provenientes del estado interme­dio entre dos vidas. Ambas mujeres se hallaban en un trance profundo cuando transmitieron esos mensajes. Muy pocos pacientes llegan a un nivel tan profundo como para sufrir amnesia. Elizabeth, al igual que Catherine, podía ayudar a corregir con sus mensajes «la falta de sabiduría en nuestro plano».

Antes de que Elizabeth terminara su trata­miento, recogimos muchos más datos.

Mi contacto con la sabiduría de los Maestros fue escaso, porque la terapia de Catherine finali­zó cuando ella se recuperó. Sin embargo, voy re­cibiendo más información de un sueño esporádi­co, increíblemente auténtico, casi lúcido, tal y como he explicado en las conferencias transcritas al final de mi libro Muchas vidas, muchos maes­tros. En algunas ocasiones, los mensajes vienen a mí cuando me encuentro en un estado parecido al sueño, de meditación profunda. Por ejemplo, se me reveló un método de psicoterapia para el siglo XXI, de naturaleza psicoespiritual, que po­dría reemplazar en el futuro las anticuadas técni­cas tradicionales.

Los mensajes y las imágenes se acumulaban en mi cerebro a gran velocidad y con una clari­dad brillante y fugaz a la vez. Lamentablemente, no podía grabar en una cinta a mi mente, la esta­ción receptora. Así, pues, las ideas son como pie­dras preciosas, pero mis palabras, tratando de explicar y definir esos veloces pensamientos, son como la escoria. El comienzo fue un claro mensaje:

«Todo es amor... todo es amor. Con el amor llega la comprensión. Con la comprensión llega la paciencia. Y entonces el tiempo se detiene. Y todo es ahora.»

Comprendí al instante la autenticidad de es­tos pensamientos. La realidad es el presente. Morar en el pasado o en el futuro es insano y do­loroso. La paciencia detiene el tiempo. El amor de Dios lo es todo.

Enseguida caí en la cuenta de que estos pensa­mientos estaban dotados de un poder terapéutico. Empecé a comprender.

-El amor es la respuesta primordial. No es una abstracción, sino una energía real, o una ga­ma de energías, que tú mismo puedes crear y conservar dentro de tu ser. Se trata simplemente de amar. Estás empezando a alcanzar a Dios dentro de ti. Siente el amor, y exprésalo.

»El amor hace que el miedo se desvanezca. No puedes sentir ningún temor si sientes amor. Como todo es energía y el amor abarca todas las energías, todo es amor. Ésta es la clave de la na­turaleza de Dios.

»Cuando amas y no tienes miedo, eres capaz de perdonar. Puedes perdonar a los demás y también perdonarte a ti mismo. Así empiezas a ver las cosas desde la perspectiva apropiada. El sentimiento de culpabilidad y la rabia son refle­jos del mismo temor. La culpa es una rabia sutil que diriges hacia dentro. Perdonando disuelves la culpa y la ira, que son sentimientos innecesa­rios, emociones nocivas. Perdona. Es un acto de amor.

»El orgullo es un obstáculo para el perdón, una manifestación del ego, que es el yo falso y transitorio. Tú no eres tu cuerpo, ni tu cerebro, ni tu ego. Eres más poderoso que todos ellos. Necesitas que tu ego sobreviva en el mundo tri­dimensional, pero sólo la parte que procesa in­formación. El resto, el orgullo, la arrogancia, la desconfianza, el miedo, son sentimientos total­mente innecesarios. Estos aspectos del ego te ale­jan de la sabiduría, de la felicidad y de Dios. Has de trascender el ego y encontrar tu verdadero yo, que es permanente, la parte más profunda de ti, tu parte sabia, llena de amor, la que te propor­ciona confianza y te da felicidad.

»El intelecto es importante en el mundo tridi­mensional, pero la intuición lo es aún más.

»Lo que creéis que es la realidad es una ilu­sión, y viceversa. La realidad es el reconocimien­to de vuestra inmortalidad, divinidad y eterni­dad. La ilusión es vuestro mundo tridimensional y transitorio. Esta inversión de los términos es perjudicial para vosotros. Ansiáis la ilusión de la seguridad en lugar de desear la seguridad de la sabiduría y el amor. Anheláis ser aceptados cuando, en realidad, nunca podéis ser rechaza­dos. El ego crea espejismos y encubre la verdad. Debéis disolverlo y dejar que la verdad salga a la luz.

»Con el amor y la comprensión llega la pers­pectiva de la paciencia infinita. ¿ De qué sirve te­ner prisa? De todas maneras, aunque tú no lo veas así, el tiempo no existe. Cuando no vives en el presente y te dejas absorber por el pasado Q te preocupas por el futuro, te apenas y te afliges a ti mismo. El tiempo también es una ilusión. Inclu­so en el mundo tridimensional, el futuro es sólo un sistema de probabilidades. Entonces, ¿por qué te preocupas?

Continua...

sábado, 3 de noviembre de 2012

El Amor...


                         El amor que buscas

 

El amor que buscas también te busca. El amor está en tu corazón, en el centro mismo de tu ser —una parte inherente de ti porque tienes tu origen en Dios y Dios es amor. Eres creado por Su amor, el cual es incondicional, lo abarca todo y es totalmente satisfactorio.

¡Qué maravilloso es tener la seguridad de darte cuenta de que tu deseo de felicidad y de relaciones personales satisfactorias no es sino el amor de Dios en tu corazón buscando expresarse por medio de ti! Cada momento de tu vida se convierte en una oportunidad de probar el amor de Dios al expresarlo en todos tus pensamientos, palabras y acciones.

“Antes, en todas estas cosas”, nos asegura el apóstol Pablo, “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que… ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios” (Ro 8:37-39).

Vives, mueves y tienes tu ser en Dios. Tu aceptación del amor de Dios es el factor determinante entre una vida estéril y una vida victoriosa, gozosa y llena de amor. Bien sea que expreses amor o no, el amor de Dios siempre te busca, siempre te rodea.

Cuando te aquietas en oración y meditas en el amor de Dios, buscando conscientemente de permitir que fluya por medio de ti, tu vida sufre una metamorfosis que el amor siempre logra. El darte cuenta de que eres una expresión viviente, radiante y que responde al amor de Dios eleva tu corazón y llena tu vida con la bondad de Dios. Por tu rostro resplandeciente, hablar positivo y actitud amorosa hacia los demás, el mundo sabe que eres el amor de Dios en acción, dando y recibiendo amor continuamente.

En conciencia amorosa del amor magnánimo y accesible de Dios, oramos. Nuestro amor te envuelve a medida que aumentas tu conciencia del amor de Dios en ti y permites que resplandezca por medio de ti a cada fase de tu vida. Nos regocijamos de que expreses la voluntad de Dios de amor en tu vida. ***