domingo, 11 de noviembre de 2012

El primer nivel de los Siete...

Primera Parte:


»El primer nivel de los siete existentes es el más importante. Es fundamental que experi­mentéis el primer plano en lugar de teorizar so­bre los planos superiores. A la postre tendréis que experimentarlos todos... Tu tarea es la de en­señar l;>asándote en la experiencia. Selecciona to­do lo que es creencia y fe y transfórmalo en ex­periencia para que el aprendizaje sea 'completo, porque la experiencia trasciende la creencia. En­séñales a experimentar. Acaba con sus miedos. Debes enseñarles a amar y a ayudarse mutua­mente. Esto implica el libre albedrío de los de­más. Pero trata de llegar a ello con amor. Extién­deles una mano con compasión, para ayudarles. Esto es lo que debéis hacer en vuestro plano.

»Los humanos siempre piensan que son los únicos seres del universo. Esto no es cierto. Hay muchos mundos y muchas dimensiones; mu­chas, muchas más almas que recipientes físicos. Además, el alma puede separarse en dos partes si lo desea y vivir más de una experiencia al mismo tiempo. Esto es posible, pero se requiere un nivel de crecimiento que muchos todavía no han al­canzado. Al final, veréis que sólo hay un alma, como una pirámide, y que toda experiencia se comparte simultáneamente. Pero por ahora, no es así.

»Cuando mires a los ojos a otra persona, a cualquiera, y veas tu propia alma reflejada, en­tonces sabrás que has alcanzado otro nivel de conciencia. En este sentido la reencarnación no

existe, porque todas las vidas y todas las expe­riencias son simultáneas. Pero, en el mundo tri­dimensional, fa reencarnación es tan real como el tiempo, las montañas o los océanos. Es una ener­gía como cualquier otra y su realidad depende de la energía de quien la percibe. Mientras una per­sona perciba los cuerpos físicos y los objetos materiales, la reencarnación será real para ella. La energía se compone de luz, amor y conoci­miento. Aplicar con amor este conocimiento conduce a la sabiduría... Actualmente existe una gran falta de sabiduría en vuestro plano.

Elizabeth dejó de hablar. Al igual que Cathe­rine, recordó los detalles de sus vidas físicas an­teriores; en cambio, no se acordaba en absoluto de los mensajes provenientes del estado interme­dio entre dos vidas. Ambas mujeres se hallaban en un trance profundo cuando transmitieron esos mensajes. Muy pocos pacientes llegan a un nivel tan profundo como para sufrir amnesia. Elizabeth, al igual que Catherine, podía ayudar a corregir con sus mensajes «la falta de sabiduría en nuestro plano».

Antes de que Elizabeth terminara su trata­miento, recogimos muchos más datos.

Mi contacto con la sabiduría de los Maestros fue escaso, porque la terapia de Catherine finali­zó cuando ella se recuperó. Sin embargo, voy re­cibiendo más información de un sueño esporádi­co, increíblemente auténtico, casi lúcido, tal y como he explicado en las conferencias transcritas al final de mi libro Muchas vidas, muchos maes­tros. En algunas ocasiones, los mensajes vienen a mí cuando me encuentro en un estado parecido al sueño, de meditación profunda. Por ejemplo, se me reveló un método de psicoterapia para el siglo XXI, de naturaleza psicoespiritual, que po­dría reemplazar en el futuro las anticuadas técni­cas tradicionales.

Los mensajes y las imágenes se acumulaban en mi cerebro a gran velocidad y con una clari­dad brillante y fugaz a la vez. Lamentablemente, no podía grabar en una cinta a mi mente, la esta­ción receptora. Así, pues, las ideas son como pie­dras preciosas, pero mis palabras, tratando de explicar y definir esos veloces pensamientos, son como la escoria. El comienzo fue un claro mensaje:

«Todo es amor... todo es amor. Con el amor llega la comprensión. Con la comprensión llega la paciencia. Y entonces el tiempo se detiene. Y todo es ahora.»

Comprendí al instante la autenticidad de es­tos pensamientos. La realidad es el presente. Morar en el pasado o en el futuro es insano y do­loroso. La paciencia detiene el tiempo. El amor de Dios lo es todo.

Enseguida caí en la cuenta de que estos pensa­mientos estaban dotados de un poder terapéutico. Empecé a comprender.

-El amor es la respuesta primordial. No es una abstracción, sino una energía real, o una ga­ma de energías, que tú mismo puedes crear y conservar dentro de tu ser. Se trata simplemente de amar. Estás empezando a alcanzar a Dios dentro de ti. Siente el amor, y exprésalo.

»El amor hace que el miedo se desvanezca. No puedes sentir ningún temor si sientes amor. Como todo es energía y el amor abarca todas las energías, todo es amor. Ésta es la clave de la na­turaleza de Dios.

»Cuando amas y no tienes miedo, eres capaz de perdonar. Puedes perdonar a los demás y también perdonarte a ti mismo. Así empiezas a ver las cosas desde la perspectiva apropiada. El sentimiento de culpabilidad y la rabia son refle­jos del mismo temor. La culpa es una rabia sutil que diriges hacia dentro. Perdonando disuelves la culpa y la ira, que son sentimientos innecesa­rios, emociones nocivas. Perdona. Es un acto de amor.

»El orgullo es un obstáculo para el perdón, una manifestación del ego, que es el yo falso y transitorio. Tú no eres tu cuerpo, ni tu cerebro, ni tu ego. Eres más poderoso que todos ellos. Necesitas que tu ego sobreviva en el mundo tri­dimensional, pero sólo la parte que procesa in­formación. El resto, el orgullo, la arrogancia, la desconfianza, el miedo, son sentimientos total­mente innecesarios. Estos aspectos del ego te ale­jan de la sabiduría, de la felicidad y de Dios. Has de trascender el ego y encontrar tu verdadero yo, que es permanente, la parte más profunda de ti, tu parte sabia, llena de amor, la que te propor­ciona confianza y te da felicidad.

»El intelecto es importante en el mundo tridi­mensional, pero la intuición lo es aún más.

»Lo que creéis que es la realidad es una ilu­sión, y viceversa. La realidad es el reconocimien­to de vuestra inmortalidad, divinidad y eterni­dad. La ilusión es vuestro mundo tridimensional y transitorio. Esta inversión de los términos es perjudicial para vosotros. Ansiáis la ilusión de la seguridad en lugar de desear la seguridad de la sabiduría y el amor. Anheláis ser aceptados cuando, en realidad, nunca podéis ser rechaza­dos. El ego crea espejismos y encubre la verdad. Debéis disolverlo y dejar que la verdad salga a la luz.

»Con el amor y la comprensión llega la pers­pectiva de la paciencia infinita. ¿ De qué sirve te­ner prisa? De todas maneras, aunque tú no lo veas así, el tiempo no existe. Cuando no vives en el presente y te dejas absorber por el pasado Q te preocupas por el futuro, te apenas y te afliges a ti mismo. El tiempo también es una ilusión. Inclu­so en el mundo tridimensional, el futuro es sólo un sistema de probabilidades. Entonces, ¿por qué te preocupas?

Continua...

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