jueves, 27 de diciembre de 2012

FELICIDAD


 


Afirmo: La felicidad proviene del amor incondicional de Dios en mí.

Los seres humanos damos gran valor a la felicidad. Mas yo tengo presente que las circunstancias externas, los logros y las personas no pueden hacerme feliz. Mi gozo verdadero proviene de Dios. Gracias a mi Creador aprendo a amar incondicionalmente, y a ser amable y compasivo con los demás y conmigo mismo.

Acepto a todas las personas como seres espirituales que viven una experiencia humana y que siempre están en evolución. Cuando estoy consciente de mi verdadera naturaleza espiritual y la expreso, soy realmente feliz. Comparto mi alegría según aprecio el bien en los demás. Dios es amor, y la oportunidad de expresar el amor de Dios de manera única me brinda gran dicha.

“Dichosos los de conducta perfecta, los que siguen las enseñanzas del Señor” (Salmo 119:1).

 

 

DEJAR IR

 
Afirmo: Una transformación inspirada por Dios se lleva a cabo en mí ahora.

Si coloco unas semillas de flores en un estante en lugar de sembrarlas, tendré las semillas, pero nunca las veré convertirse en flores bellas y fragantes. Tener las semillas puede que me dé una sensación de control, pero nunca las disfrutaré plenamente hasta que las siembre y las vea crecer y alcanzar su potencial.

Ninguna solución surge si mantengo la atención en la escasez. Recuerdo que si albergo problemas y preocupaciones no doy cabida a mi bien. De manera que los dejo ir y permito que Dios obre libremente en mí y por medio de mí. Al afirmar: Dejo ir y dejo a Dios actuar, rompo el ciclo de la preocupación. Enfoco mi atención en el poder de Dios en mí y mis oportunidades se expanden.

“Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino delante de ti” (Mateo 11:10).

miércoles, 19 de diciembre de 2012

El Despertar


Despertar

 

Así como el sol, nos muestra el nuevo día, el espíritu de Dios en nosotros, nos muestra la gloria divina en toda creación. Esta gloria, en nosotros y alrededor de nosotros, está presente en toda situación.
Al centrar tu corazón en Dios, puedes calmar los pensamientos y contemplar la maravilla de toda creación y tu unidad con ella. Respira profundamente, ponte cómodo y suelta poco a poco las preocupaciones del día. Tu único propósito en este momento es sentir la tranquilidad de la oración y mantener estas palabras en tu corazón:

 

Querido Dios, me despierto a Tu espíritu en mí, y veo Tu presencia activa en toda creación.
Dios, los momentos que paso en comunión contigo son verdaderamente una bendición. Durante estos momentos, abro mi mente y corazón y me armonizo con Tu espíritu de paz en mí.
Al reconocer cada vez más Tu espíritu de paz, un nuevo sentido de tranquilidad me llena. Estoy consciente de la serenidad de Tu presencia moradora, sosteniendo y apoyándome siempre.
Nada perturba la paz de mi alma cuando paso tiempo en oración silenciosa contigo…

 

La luz guiadora de Dios me envuelve.
Querido Dios, en la misma manera en que los tibios rayos del sol abrazan la Tierra, Tu espíritu de amor me abraza.
Durante este tiempo sagrado, encuentro paz en Ti, y siento la seguridad de que Tu sabiduría me ilumina... me calma... me guía.
Al sentir el calor de Tu luz, me despierto en mente y espíritu. Abro mi mente a Tu sabiduría y a las respuestas que Tú me revelarás en el momento apropiado.
Te entrego toda preocupación, querido Dios, consciente de que Tú me guías suavemente hacia experiencias maravillosas que me satisfacen.
Mantengo calma y tengo confianza, sabiendo que todo lo que guardo en mi corazón está bajo Tu cuidado y que todo está bien al compartir contigo en el silencio de la oración...

 

El espíritu sanador de Dios en mí restaura mi energía y vitalidad.
Al seguir orando, mi mente se tranquiliza, mi cuerpo se relaja, mi corazón se llena del gozo de saber que Tu espíritu, Dios, está activo en mí. Sintiendo aún más tranquilidad ahora, descanso en la poderosa y constante presencia de Tu espíritu sanador.
Soy Tu creación divina. Tú me creaste para vivir en paz e integridad, para experimentar energía y vitalidad. Esta verdad sagrada me aviva, y reconozco la perfección de Tu espíritu.
Tu espíritu glorioso fluye por cada parte de mi cuerpo, dándome energía, revitalizándome, llenándome de paz.
Con la seguridad de que la curación ocurre en mí y en aquellos por quienes oro, respiro Tu espíritu de vida y siento Tu actividad sanadora en lo más profundo de mi ser al regresar al silencio de la oración...

 

El espíritu todo proveedor de Dios me prospera.
Tú, querido Dios, bendices toda creación al proveer la sustancia necesaria para medrar y crecer.
En este momento devoto, reconozco Tu espíritu todo proveedor. Lo siento en mí... Lo veo obrando en mi vida, y estoy en paz.
Con fe, acudo a Ti, querido Dios, para todo lo que necesito. Tú me llenas de esperanza y paz. En lo más profundo de mi corazón, sé que Tú me cuidas y que bendices todo asunto en mi vida. Me das la seguridad de Tu amor y prosperidad.
Gracias, por ser la fuente de mi bien, la fuente constante y amorosa de mi provisión. Con agradecimiento, paso un momento en oración silenciosa...

Al terminar este tiempo de oración, doy gracias por el despertamiento espiritual que ha ocurrido en mí. Estoy consciente de que el espíritu de Dios, Su espíritu glorioso en mí, sigue obrando en mi vida mientras oro la “Oración de protección”:

    
La luz de Dios me rodea;
    el amor de Dios me envuelve;
    el poder de Dios me protege;
    la presencia de Dios vela por mí.
    ¡Dondequiera que estoy, está Dios!

martes, 11 de diciembre de 2012

Amar a quien no te Ama


 

El amor y el jardín

Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo: que ya no quería a su esposa, que ella ya no lo amaba y que pensaba separarse. El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra:

-Ámela –luego, se calló.

-Pero, es que ya no siento nada por ella ni ella por mí.

-Ámela –repuso el sabio.

Y ante el desconcierto del señor, después de un oportuno silencio, agregó lo siguiente:

-Amar es una decisión, no un sentimiento; amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo, y el fruto de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería: arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide. Esté preparado porque habrá plagas, sequias o excesos de lluvia, mas no por eso abandone su jardín.

Ame a su pareja, es decir, acéptela, valórela, respétela, dele afecto y ternura, admírela, compréndala. Si ella no lo ama, no es asunto suyo: su asunto es Amar.  Aun habiendo decidido no seguir en una relación de pareja que ya no nos nutre, nunca dejemos de amar. Nunca hablemos mal de esa persona delante de los hijos. No podemos manipular los corazones de los demás para que nos amen, pero nosotros sí podemos amar. Si nos agreden o nos tratan mal, alejémonos, pero no odiemos. Comprendamos la ignorancia de esa mente perturbada. Elijamos lo mejor para nosotros sin dañar. Las palabras quedan  grabadas  en la memoria , seamos inteligentes y no dañemos la estima de los demás. Y si alguien te lastimó  con algo que te dijo,  recordá que esa persona está muy alejada de su propio bienestar.

No se puede dar lo que no se tiene . Nadie tiene derecho a tratarte mal. Sé responsable de tu propio bienestar y alejate de toda persona que descargue su malestar en vos.

Sé creativo, ¡creá tu mejor vida! ¡Vos podés!

lunes, 3 de diciembre de 2012

Otro Amanecer


OTRO  AMANECER

(James Dillet Freeman)

 

      Al enfrentar la pérdida de alguien a quien amamos, nuestro corazón llora en medio de su soledad, y no se consuela con simples palabras. Nuestro corazón nos dice que hemos sido creados para vivir, no para morir. Hemos sido creados para expresar vida, cada vez más. Cuando alguien falta a esto, nos preguntamos, ¿por qué?

      Para entender el significado de la muerte, debemos comprender primero el significado de la vida. Al contemplar la vida, vemos que todas las cosas cambian, pero aunque cambian, ninguna perece.

      Si esto es cierto en el mundo de las cosas, ¡cuánto más cierto será en el mundo de la mente! El alma está hecha de una substancia que le es propia, no menos permanente por ser inmaterial, ni menos real por ser invisible. No podemos medirla con un calibrador o pesarla en una balanza ni tocarla con los dedos o verla con los ojos. Pero está ahí, sustancial, real. Cambia pero no perece.

      La vida no comienza con el nacimiento ni termina con la muerte. La vida es un proceso y progreso eternos. Esta forma visible, esta voz audible, este agregado de órganos, esta red de ideas –somos más que eso. Éstas son las circunstancias visibles. Somos expresión del espíritu de vida.

      Si te pasas a la orilla del mar en la noche, podrás oír el ruido de las olas. Podrás verlas emblanquecer y romperse en las rocas. Pero el mar mismo –vasto, imponderable, extraño y profundo– no podrás verlo. La ola se rompe en las rocas y se va, y lo que queda tras ella es una línea de espuma que se desvanece. Sin embargo, el mar es más que la espuma que se desvanece en las rocas, es más que la ola en la que toma forma por un momento. Cuando ola y espuma se han ido, el mar vuelve a plasmarse en otra ola que se arroja de nuevo en forma de espuma sobre otra roca.

      Tú eres como el mar que toma la forma de una ola. La ola desaparecerá, pero tú no. Tú tomarás la forma de infinitas olas. Tú eres la expresión de la vida infinita, siempre renovándose y desarrollándose.

      La eternidad no es una alteración de vida y muerte. Sólo hay vida. La verdad es que no podemos morir. La vida es energía. La vida es expresión. No puede cesar porque es eterna. Podemos cambiar de forma y desaparecer de vista, pero no podemos dejar de ser, ni siquiera por un momento. No podemos ser separados de la vida ni ser menos que ella.

      La vida es un camino que serpentea entre las montañas del tiempo. En cada recodo desaparece un viejo paisaje, para dar lugar a uno nuevo. La vida es un peregrinaje, un pasadizo a través de la eternidad, un viaje a lo desconocido. Las personas son como pasajeros en un viaje.

      Algunos pasean rápidamente, más allá del recodo del camino que los oculta de la vista. Algunos caminan a nuestro lado todo el tiempo. Algunos parecen deslizarse lentamente y otros pasan rápidamente. Pero la vida no puede medirse en términos de tiempo, sino sólo viviéndola.

      Cuando una persona muere, no cesa de ser; solamente pasa más allá de nuestra vista humana.

      Hay una unidad más allá de las unidades de tiempo y lugar y aun de pensamiento; una unidad que nos vincula como un solo ente, del mismo modo en que todas las olas son un solo mar y todas las islas una sola tierra. Nos une el amor a nuestros amigos aunque ellos estén en el otro extremo de la tierra. Del mismo modo, aquellos que amamos pueden pasar más allá del alcance de nuestras manos, pero no del alcance de nuestros corazones.

      ¿Por qué tememos a la muerte? Porque tememos a lo desconocido. Sin embargo, ¿no es cada nuevo día una aventura en lo desconocido? Lo que hay exactamente al otro lado de la muerte, no lo sabemos. Pero podemos estar seguros de que es vida. La vida está del otro lado de la muerte como lo está de este lado.

      La muerte no es un mal. Ni tampoco es un bien. ¿Es el pasar una página algo bueno o malo? ¿Es la pausa entre dos notas musicales buena o mala? ¿Es el abrir una puerta bueno o malo? La muerte es un accidente. Es parte de la vida, como el sueño y el anochecer. El sueño da paso al despertar, la noche al día, y así la muerte no es más que el paso de una vida a otra.

      La muerte es una puerta a través de la cual pasamos de una habitación a otra. Es la pausa entre dos notas en una sinfonía inconclusa. Es una página que pasamos para entrar en un nuevo capítulo del libro de la vida.

      No es el fin, es un nuevo comienzo. No es el anochecer, es otro amanecer.

      No sabemos qué ocurrirá cuando atravesemos la puerta. Sin embargo, podemos confiar en el Guardián del Infinito. La vida es el trabajo de una grandiosa y bondadosa inteligencia, que tiene un orden y un significado más allá de nuestra visión. ¿Quién de nosotros pudo haber planeado un átomo o una estrella? ¿Quién pudo haber planeado la Tierra, las estaciones, el delicado equilibrio de energías que permite que exista vida? ¿Qué científico pudo haber formado el cuerpo humano? ¿Qué filósofo pudo haber pensado en las leyes que gobiernan la mente y el espacio? ¿Qué poeta pudo haber imaginado el amor y la admiración?

      Podemos confiar en la inteligencia que creó el mundo. No fuimos creados para morir, para el fracaso o el dolor. Fuimos creados para vivir gloriosamente. Somos hijos del Infinito. Tenemos un destino divino y avanzamos hacia ese destino.

      Venimos del infinito y vamos hacia el infinito. Pero estamos destinados a ir hacia arriba. Hemos surgido a través de una eternidad de experiencias. Subiremos aún más alto.

      Ahora vivimos en un mundo de luz y sombras, de vida y muerte. El sol que sale en la mañana parece desaparecer en la noche. Pero si pudiéramos ascender fuera de la sombra de la Tierra, veríamos que el sol no desaparece realmente, sino que siempre brilla en los cielos. Tampoco el sol de la vida desaparece; si pudiéramos elevarnos lo suficientemente alto, veríamos que la vida es un proceso continuo y que la muerte no es sino la sombra arrojada por el pensar terrenal.

      Éste es uno de los fines de la vida hacia el cual nos movemos: elevarnos al lugar en que no sólo veremos ni la apariencia de la muerte, sino que, en nuestra naturaleza espiritual, seremos ataviados con la luz de la vida por toda la eternidad con un cuerpo que se autorenueva y una mente que no deja de desarrollarse. Entonces la muerte será vencida.

      Aunque ahora las apariencias de todas las cosas cambian, las leyes que rigen el mundo, la comprensión del amor, la sabiduría del corazón, el poder de la fe, de la belleza y de la verdad, no cambian. Más allá de nuestro día y nuestra noche, de nuestro flujo y reflujo, de nuestro si y no, de nuestro bien y nuestro mal, lo Eterno es siempre igual.

      No temamos. Somos marinos en el mar de la eternidad, pasajeros de la vida, y estamos bien acompañados en este viaje. Naveguemos con fe. Más allá de la oscuridad... ¡mira, es otro amanecer! ÿ

martes, 27 de noviembre de 2012

¿Duelo o Locura?



Aceptar la muerte de un ser querido o una ruptura afectiva es un proceso doloroso,  pero necesario para seguir.

Ante la muerte de un ser querido, una ruptura sentimental, la pérdida de trabajo, situaciones de cambio en la vida –a veces abruptas- aparece un tránsito inevitable: ‘el duelo’.

La reacción  ante esto puede ser muy diversa, no todos reaccionamos de la misma forma. Es una experiencia singular, un desafío, una verdadera batalla interna con gran dolor psíquico, que implica un tiempo propio, que depende de la intensidad de la experiencia con el  ser o la situación desafortunada.

La pérdida desencadena reacciones emocionales que intentan restaurar la figura desaparecida.

Cuando la elaboración es insuficiente y se mantiene en el tiempo puede llevar una cronificación  del sufrimiento psicológico.

El que lo padece, se entrega al principio a la desesperación, a la tristeza y a sensaciones de angustia. Pueden aparecer inhibiciones, trastornos psicosociales, pérdida de la capacidad de amar, compulsiones y diversos tipos de psicopatologías. Recuerdo una frase: “En el cuerpo es donde duele el duelo”.

Frente a la situación traumática, el primer mecanismo que tiene la persona es la regeneración. En casos extremos: el rechazo. Por ejemplo, el estado melancólico que conlleva a la disminución del amor propio, con autorreproches y acusaciones. Es la sensación de una herida que no sana, producto de dicho rechazo. Se siente un “lleno de vacio”.

“La inclinación  a no computar la muerte en el cálculo de la vida, trae por consecuencia muchas otras renuncias y exclusiones”, decía Freud. Según las expresiones del duelo, podemos observar con qué recursos psíquicos originarios cuenta el sujeto frente a ese vacío que la pérdida ocasionó, ya que hay  pérdidas  constitutivas y estructurales en nuestro psiquismo desde la más tierna infancia.

Cuando en la consulta se trabaja con un duelo, se trata de saber qué se perdió (además  de la pérdida real) en esa pérdida. Ahora bien: para que se pueda tramitar un duelo normal, primero hay que localizar la falta , nombrarla, aceptar que algo se ha perdido, no renegar de ello.

En todas las culturas, nos encontramos ante la muerte, con innumerables formas de ritos funerarios como un modo de escenificar  su aceptación. Esto ayuda a ubicar una marca que señale el antes y el después. Además, es muy importante tener en cuenta  el momento subjetivo en que la pérdida acaece, y observar el entorno familiar y social que propicie o perturbe tramitar la ausencia  o el cambio.

El trabajo y  la función del duelo es una reorganización psíquica, no es una sustitución de un objeto por otro, sino un cambio de objeto en si mismo. O se renueva el lazo con el objeto perdido o se permanece en la angustia y el sacrificio, es decir, en la locura, la enfermedad mental y … algunas veces , física.

 

Psicoanalista Alicia Díaz Farina

lunes, 19 de noviembre de 2012

El primer nivel de los Siete...

Segunda Parte:


»Puede hacerse una terapia para el yo. Com­prender forma parte de ella. El amor es la terapia fundamental. Los terapeutas, los maestros y los gurús pueden ayudarte, pero sólo durante un tiempo limitado. El camino verdadero es la in­trospección, y tarde o temprano deberás reco­rrerlo sin ayuda de nadie. Aunque, en realidad, nunca estás solo.

»Cuando sea necesario, mide el tiempo, pero hazlo en lecciones aprendidas y no en minutos, horas o días. Puede curarte en ,cinco minutos si alcanzas el nivel de entendimiento adecuado. O puede tardar cincuenta años. Da lo mismo.

»Debes recordar el pasado y después olvidar­lo. Déjalo atrás. Este proceso es útil tanto para los traumas de la infancia como para los de vidas an­teriores, y también sirve para cambiar de actitud, para aclarar los malentendidos, para modificar los sistemas de creencias que se nos han inculca­do y para renovar todo tipo de viejas ideas. De hecho, puede aplicarse a toda clase de pensamien­tos. ¿ Cómo podrás ver las cosas con claridad y frescura si reina el caos en tu mente? ¿ Y si necesi­tas aprender algo nuevo? ¿ Y si has de adoptar una nueva perspectiva?

»Los pensamientos crean la ilusión de la divi­sión y la diferencia. El ego la perpetúa y esta ilu­sión conduce al miedo, la angustia y un profun­do sufrimiento, que a su vez, producen rabia y violencia. ¿ Cómo puede haber paz en el mundo cuando predominan estas caóticas emociones? Hay que desenmarañadas, volver al origen del problema, a los pensamientos, a los viejos pensa­mientos. Dejad de preocuparos y emplead vues­tra sabiduría intuitiva para sentir el amor otra vez. Meditad. Sed conscientes de que todo está entrelazado y relacionado entre sí. Concentraos en la unidad, no en las diferencias. Fijaos en vuestro yo verdadero. Contemplad a Dios.

»La meditación y la visualización os ayudarán a detener el caudal de vuestros pensamientos y a empezar vuestro viaje de regreso al pasado. Así se producirá la curación. Empezaréis a utilizar vues­tra nueva mente. Veréis. Comprenderéis. Vuestra sabiduría crecerá. Entonces habrá paz.

»La relación que mantienes contigo mismo es similar a la que mantienes con los demás. Has vi­vido en muchas épocas y en distintos cuerpos. Por consiguiente, pregúntale a tu yo actual por qué tiene tanto miedo. ¿ Por qué te asusta correr riesgos razonables? ¿Acaso te preocupa tu repu­tación o lo que los demás piensen de ti? Estos miedos te condicionan desde la infancia o inclu­so desde antes.

»Hazte estas preguntas: ¿ Qué tengo que per­der? ¿Qué es lo peor que puede ocurrir? ¿Quie­ro vivir el resto de mi vida en estas condiciones? Comparado con la muerte, ¿ esto es tan arries­gado?

»En tu evolución, no tengas miedo de encole­rizar a otras personas. La cólera sólo es manifesta­ción de su inseguridad. El hecho de tener miedo de su ira puede frenar tu progreso. La rabia sería algo simplemente estúpido si no generara tanto sufrimiento. Transfórmala en amor y perdón.

»No permitas que la depresión o la angustia obstaculicen tu desarrollo. Cuando te deprimes, pierdes la perspectiva, olvidas y das las cosas por sentado. Agudiza tu atención. Recapacita sobre tus valores. Recuerda qué es lo que no debes dar por hecho. Cambia tu punto de vista y no olvi­des lo que es importante y lo que no lo es. Evita caer en la rutina. No pierdas la esperanza.

»Cuando te angustias, te sientes perdido den­tro del ego, sin límites que te protejan. Se des­pierta en ti un vago recuerdo de falta de amor, una herida en tu amor propio, una pérdida de paciencia y de serenidad. Recuerda que nunca estás solo.

»Ten el valor de correr riesgos. Eres inmortal. Nadie puede hacerte daño.

A veces los mensajes no son tan psicológicos y parecen proceder de una fuente más tradicio­nal, más didáctica.

El estilo es algo diferente, casi como si se tra­tara de un dictado.

-Existen varios tipos de karma, de deudas por saldar. El karma individual corresponde a las propias obligaciones de la entidad, que sólo le pertenecen a ella. Pero también hay un karma colectivo, las deudas del grupo, y existen diver­sos grupos: religiones, razas, nacionalidades, etc. En un nivel más amplio, está el karma planetario, que afecta al destino del planeta y sus conse­cuencias. En el karma colectivo, no sólo hay deudas individuales acumuladas y sedimentadas, Si no que sus consecuencias terminan por atr­ibuirse al grupo, al país o al planeta. La aplicación de este karma colectivo determina el futuro del grupo o del país. Pero también se aplica al indivi­duo que se re encarna dentro del grupo o del país, o al mismo tiempo y en relación con ese grupo o país aunque no pertenezca a él, o en una época posterior...

»La acción se convierte en una acción correc­ta cuando se lleva a cabo a lo largo del camino, a través del sendero que conduce a Dios. El resto de caminos acaban siendo falsos senderos o es­pejismos, y la acción que se lleva a cabo a lo largo de ellos no es la acción correcta. Así pues, la ac­ción correcta estimula la espiritualidad de la per­sona y su recuperación. Toda acción que favo­rezca la justicia, la misericordia, el amor, la sabiduría y todos los atributos que denomina­mos divinos o espirituales es inevitablemente una acción correcta. Los frutos de las acciones que se llevan a cabo por los otros caminos son transitorios, ilusorios y falsos. Son frutos tenta­dores y engañosos, pero no son lo que realmente deseamos. Los frutos de una acción correcta abarcan todos nuestros objetivos y anhelos y to­do lo que necesitamos y deseamos.

»La fama es un buen ejemplo. Todo aquel que persigue la fama como una meta en la vida, pro­bablemente la obtendrá durante un tiempo. Pero esta fama será pasajera e insatisfactoria. Sin em­bargo, si la fama llega de un modo espontáneo,

como resultado de la acción correcta, de la ac­ción llevada a cabo por el camino, se conservará y será verdadera, aunque para la persona que se halla en el camino, esto no será importante. He aquí la diferencia entre el deseo egoísta de fama, por parte de la persona, y la fama no buscada y no deseada, que es el resultado de la acción co­rrecta. La primera es ilusoria y efímera. La se­gunda es real y duradera, y es fiel al alma. En el primer caso se acumula el karma, y es necesario saldado; en el segundo, no.      .

 

  A veces los mensajes se suceden como deste­llos y son muy concisos:

  -El objetivo no es ganar sino explorar.

 

Luego, como si les volviera a tocar el turno, los mensajes son de nuevo más psicológicos y adquieren la forma de impresiones que se suce­den una detrás de otra, como centelleos.

-Dios perdona, pero también debes ser per­donado por los demás, y tienes que perdonados a ellos. El perdón también es una responsabili­dad tuya. Debes perdonar y ser perdonado. El psicoanálisis no repara los daños. Tienes que ir más allá del entendimiento y realizar cambios, mejorar el mundo, arreglar las relaciones, perdonar a los demás y aceptar su perdón. Es suma­mente importante perseguir la virtud sin descan­so. Solamente hablar de ella no es suficiente. En­tender con el intelecto y no aplicar un remedio tampoco es suficiente. Pero expresar el amor sí lo es.

domingo, 11 de noviembre de 2012

El primer nivel de los Siete...

Primera Parte:


»El primer nivel de los siete existentes es el más importante. Es fundamental que experi­mentéis el primer plano en lugar de teorizar so­bre los planos superiores. A la postre tendréis que experimentarlos todos... Tu tarea es la de en­señar l;>asándote en la experiencia. Selecciona to­do lo que es creencia y fe y transfórmalo en ex­periencia para que el aprendizaje sea 'completo, porque la experiencia trasciende la creencia. En­séñales a experimentar. Acaba con sus miedos. Debes enseñarles a amar y a ayudarse mutua­mente. Esto implica el libre albedrío de los de­más. Pero trata de llegar a ello con amor. Extién­deles una mano con compasión, para ayudarles. Esto es lo que debéis hacer en vuestro plano.

»Los humanos siempre piensan que son los únicos seres del universo. Esto no es cierto. Hay muchos mundos y muchas dimensiones; mu­chas, muchas más almas que recipientes físicos. Además, el alma puede separarse en dos partes si lo desea y vivir más de una experiencia al mismo tiempo. Esto es posible, pero se requiere un nivel de crecimiento que muchos todavía no han al­canzado. Al final, veréis que sólo hay un alma, como una pirámide, y que toda experiencia se comparte simultáneamente. Pero por ahora, no es así.

»Cuando mires a los ojos a otra persona, a cualquiera, y veas tu propia alma reflejada, en­tonces sabrás que has alcanzado otro nivel de conciencia. En este sentido la reencarnación no

existe, porque todas las vidas y todas las expe­riencias son simultáneas. Pero, en el mundo tri­dimensional, fa reencarnación es tan real como el tiempo, las montañas o los océanos. Es una ener­gía como cualquier otra y su realidad depende de la energía de quien la percibe. Mientras una per­sona perciba los cuerpos físicos y los objetos materiales, la reencarnación será real para ella. La energía se compone de luz, amor y conoci­miento. Aplicar con amor este conocimiento conduce a la sabiduría... Actualmente existe una gran falta de sabiduría en vuestro plano.

Elizabeth dejó de hablar. Al igual que Cathe­rine, recordó los detalles de sus vidas físicas an­teriores; en cambio, no se acordaba en absoluto de los mensajes provenientes del estado interme­dio entre dos vidas. Ambas mujeres se hallaban en un trance profundo cuando transmitieron esos mensajes. Muy pocos pacientes llegan a un nivel tan profundo como para sufrir amnesia. Elizabeth, al igual que Catherine, podía ayudar a corregir con sus mensajes «la falta de sabiduría en nuestro plano».

Antes de que Elizabeth terminara su trata­miento, recogimos muchos más datos.

Mi contacto con la sabiduría de los Maestros fue escaso, porque la terapia de Catherine finali­zó cuando ella se recuperó. Sin embargo, voy re­cibiendo más información de un sueño esporádi­co, increíblemente auténtico, casi lúcido, tal y como he explicado en las conferencias transcritas al final de mi libro Muchas vidas, muchos maes­tros. En algunas ocasiones, los mensajes vienen a mí cuando me encuentro en un estado parecido al sueño, de meditación profunda. Por ejemplo, se me reveló un método de psicoterapia para el siglo XXI, de naturaleza psicoespiritual, que po­dría reemplazar en el futuro las anticuadas técni­cas tradicionales.

Los mensajes y las imágenes se acumulaban en mi cerebro a gran velocidad y con una clari­dad brillante y fugaz a la vez. Lamentablemente, no podía grabar en una cinta a mi mente, la esta­ción receptora. Así, pues, las ideas son como pie­dras preciosas, pero mis palabras, tratando de explicar y definir esos veloces pensamientos, son como la escoria. El comienzo fue un claro mensaje:

«Todo es amor... todo es amor. Con el amor llega la comprensión. Con la comprensión llega la paciencia. Y entonces el tiempo se detiene. Y todo es ahora.»

Comprendí al instante la autenticidad de es­tos pensamientos. La realidad es el presente. Morar en el pasado o en el futuro es insano y do­loroso. La paciencia detiene el tiempo. El amor de Dios lo es todo.

Enseguida caí en la cuenta de que estos pensa­mientos estaban dotados de un poder terapéutico. Empecé a comprender.

-El amor es la respuesta primordial. No es una abstracción, sino una energía real, o una ga­ma de energías, que tú mismo puedes crear y conservar dentro de tu ser. Se trata simplemente de amar. Estás empezando a alcanzar a Dios dentro de ti. Siente el amor, y exprésalo.

»El amor hace que el miedo se desvanezca. No puedes sentir ningún temor si sientes amor. Como todo es energía y el amor abarca todas las energías, todo es amor. Ésta es la clave de la na­turaleza de Dios.

»Cuando amas y no tienes miedo, eres capaz de perdonar. Puedes perdonar a los demás y también perdonarte a ti mismo. Así empiezas a ver las cosas desde la perspectiva apropiada. El sentimiento de culpabilidad y la rabia son refle­jos del mismo temor. La culpa es una rabia sutil que diriges hacia dentro. Perdonando disuelves la culpa y la ira, que son sentimientos innecesa­rios, emociones nocivas. Perdona. Es un acto de amor.

»El orgullo es un obstáculo para el perdón, una manifestación del ego, que es el yo falso y transitorio. Tú no eres tu cuerpo, ni tu cerebro, ni tu ego. Eres más poderoso que todos ellos. Necesitas que tu ego sobreviva en el mundo tri­dimensional, pero sólo la parte que procesa in­formación. El resto, el orgullo, la arrogancia, la desconfianza, el miedo, son sentimientos total­mente innecesarios. Estos aspectos del ego te ale­jan de la sabiduría, de la felicidad y de Dios. Has de trascender el ego y encontrar tu verdadero yo, que es permanente, la parte más profunda de ti, tu parte sabia, llena de amor, la que te propor­ciona confianza y te da felicidad.

»El intelecto es importante en el mundo tridi­mensional, pero la intuición lo es aún más.

»Lo que creéis que es la realidad es una ilu­sión, y viceversa. La realidad es el reconocimien­to de vuestra inmortalidad, divinidad y eterni­dad. La ilusión es vuestro mundo tridimensional y transitorio. Esta inversión de los términos es perjudicial para vosotros. Ansiáis la ilusión de la seguridad en lugar de desear la seguridad de la sabiduría y el amor. Anheláis ser aceptados cuando, en realidad, nunca podéis ser rechaza­dos. El ego crea espejismos y encubre la verdad. Debéis disolverlo y dejar que la verdad salga a la luz.

»Con el amor y la comprensión llega la pers­pectiva de la paciencia infinita. ¿ De qué sirve te­ner prisa? De todas maneras, aunque tú no lo veas así, el tiempo no existe. Cuando no vives en el presente y te dejas absorber por el pasado Q te preocupas por el futuro, te apenas y te afliges a ti mismo. El tiempo también es una ilusión. Inclu­so en el mundo tridimensional, el futuro es sólo un sistema de probabilidades. Entonces, ¿por qué te preocupas?

Continua...

sábado, 3 de noviembre de 2012

El Amor...


                         El amor que buscas

 

El amor que buscas también te busca. El amor está en tu corazón, en el centro mismo de tu ser —una parte inherente de ti porque tienes tu origen en Dios y Dios es amor. Eres creado por Su amor, el cual es incondicional, lo abarca todo y es totalmente satisfactorio.

¡Qué maravilloso es tener la seguridad de darte cuenta de que tu deseo de felicidad y de relaciones personales satisfactorias no es sino el amor de Dios en tu corazón buscando expresarse por medio de ti! Cada momento de tu vida se convierte en una oportunidad de probar el amor de Dios al expresarlo en todos tus pensamientos, palabras y acciones.

“Antes, en todas estas cosas”, nos asegura el apóstol Pablo, “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que… ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios” (Ro 8:37-39).

Vives, mueves y tienes tu ser en Dios. Tu aceptación del amor de Dios es el factor determinante entre una vida estéril y una vida victoriosa, gozosa y llena de amor. Bien sea que expreses amor o no, el amor de Dios siempre te busca, siempre te rodea.

Cuando te aquietas en oración y meditas en el amor de Dios, buscando conscientemente de permitir que fluya por medio de ti, tu vida sufre una metamorfosis que el amor siempre logra. El darte cuenta de que eres una expresión viviente, radiante y que responde al amor de Dios eleva tu corazón y llena tu vida con la bondad de Dios. Por tu rostro resplandeciente, hablar positivo y actitud amorosa hacia los demás, el mundo sabe que eres el amor de Dios en acción, dando y recibiendo amor continuamente.

En conciencia amorosa del amor magnánimo y accesible de Dios, oramos. Nuestro amor te envuelve a medida que aumentas tu conciencia del amor de Dios en ti y permites que resplandezca por medio de ti a cada fase de tu vida. Nos regocijamos de que expreses la voluntad de Dios de amor en tu vida. ***

 

sábado, 27 de octubre de 2012

El Presente Activo

Thich Nhat Hanh, un filósofo y monje bu­dista vietnamita, escribe sobre cómo disfrutar de una buena taza de té.
 
Debemos estar completa­mente atentos al presente para disfrutar de una taza de té. Sólo siendo conscientes del presente nuestras manos sentirán el calor de la taza. Sólo en el presente aspiraremos el aroma del té, sabo­rearemos su dulzura, y llegaremos a apreciar su exquisitez. Si estamos obsesionados por el pasa­do o preocupados por el futuro, dejaremos esca­par la oportunidad de disfrutar de una buena ta­za de té. Cuando miremos el interior de la taza, su contenido ya habrá desaparecido.
Con la vida ocurre lo mismo. Si no vivimos plenamente el presente, en un abrir y cerrar de ojos la vida se nos habrá escapado. Habremos perdido sus sensaciones, su aroma, su exquisitez y su belleza, y sentiremos que ha transcurrido a toda velocidad.
El pasado ya ha pasado. Aprendamos de él y dejémoslo atrás. El futuro ni tan siquiera ha lle­gado. Hagamos planes para el futuro, pero no perdamos el tiempo preocupándonos por él. Preocuparse no sirve para nada. Cuando deje­mos de pensar en lo que ya ha ocurrido, cuando dejemos de preocupamos por lo que todavía no ha pasado, estaremos en el presente. Sólo enton­ces empezamos a experimentar la alegría de vivir.
 

viernes, 19 de octubre de 2012

“vivir el ahora”

¡APROVECHA EL DÍA!
por Daniel B. Revant

     Éste es el momento. El ahora es el único momento –nuestro punto de poder donde el tiempo toca la eternidad, donde las decisiones que tomamos pueden cambiar nuestras vidas para siempre.
     “Aprovechar el día” significa “vivir el ahora”. Significa no morar en el pasado ni en el futuro, sino vivir conscientemente en el momento presente, todos los días. Cuando cambiamos nuestro pensamiento al presente, descubrimos una corriente infinita de bendiciones y oportunidades.
     Jesús mismo vivió en el ahora e instó a sus discípulos a que hicieran lo mismo. Él sabía que ése era Su punto de poder, donde una cosecha abundante siempre está disponible.
     Él dijo a Sus discípulos: “¿No decís vosotros: ‘Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega’? Yo os digo: Alzad vuestros ojos y mirad el campo, porque ya están blancos para la ciega” (Juan 4:35). Él los instó a que vieran lo que estaba ante ellos y a que cosecharan lo que había sido sembrado en la conciencia momento a momento.

Nunca estás solo

     Si estás listo para aprovechar el día y todas sus bendiciones y oportunidades, recuerda que Dios, el creador del universo, está contigo… así como Dios estaba con Jesús. “El Padre y yo uno somos” (Juan 10:30), dijo, y esta unidad dio a Jesús acceso inmediato para llevar a cabo Su propósito.
     El mismo poder también está en ti –para comenzar de nuevo, para vencer, para sanar o resolver cualquier condición o reto en tu vida– de cualquier manera que surja. El espíritu de Dios está siempre plenamente presente y disponible para guiarte y darte lo que necesites o desees.

Reclama tu poder

     Dios también nos ha dado dominio sobre nuestra conciencia ­–la manera en que pensamos, las ideas que aceptamos o rechazamos. Este poder consciente de pensamiento fue considerado por Charles Fillmore, cofundador de Unity, como el “poder más elevado del universo”. Él lo llamó “centro creativo” y por medio de él, edificamos nuestro mundo personal.
     En Unity enseñamos que un solo pensamiento, potenciado con convicción y sentimiento y mantenido con consistencia y persistencia en la mente, tiene el poder creativo de materializarse en nuestras vidas. ¡Algunos pensamientos divinos, como los de Jesús, han cambiado billones de vidas!

Ley de causa y efecto

     Lo que pensamos, eso somos. Ésta es la ley espiritual de causa y efecto. Nuestros pensamientos dominantes toman forma en nuestras vidas. Si no nos gustan los efectos, podemos cambiar lo que los causa: nuestros pensamientos.
     Hablando en términos generales, los pensamientos positivos causan efectos positivos; los pensamientos negativos causan efectos negativos. Entonces, aprovechemos el día y cada oportunidad “ahora” de cambiar nuestra manera de pensar y nuestras vidas a lo que deseamos que sean.
¡Comienza ahora!

     Comenzamos aquí mismo donde estamos –con Dios, en quien todo es posible. En vez de elegir pensamientos alineados con nuestro ego humano, una conciencia mundana o material, podemos elegir pensamientos alineados con Dios y con una conciencia más elevada. Podemos elegir pensamientos positivos y edificantes de la Verdad, no pensamientos negativos que nos agotan y sabemos que son falsos. Al dejar ir las ideas falsas, abrimos espacio para que nuevas bendiciones y oportunidades surjan en nuestras vidas.
     Cinco maneras de alinear tus pensamientos con Dios:

1.      Ora diariamente en comunión silenciosa con Dios, escuchando la Verdad.
2.      Lee la Biblia y otros textos sagrados. Esto te guiará a desarrollar la conciencia crística, el patrón perfecto para el crecimiento espiritual.
3.      Disciplina tu mente al dejar ir pensamientos negativos, hasta negándolos y afirmando pensamientos positivos. La lectura de La Palabra Diaria es una manera maravillosa de practicar el pensar positivamente.
4.      Busca a Dios, el Bien, en todas partes –sin importar las apariencias externas. Cada acontecimiento y cada persona que encontramos tiene algo de valor que enseñarnos.
5.      Practica la gratitud. Durante momentos callados centra tu atención en bendiciones nuevas que agradecer. Cultivar la gratitud nos ayuda a estar receptivos a recibir nuestro bien a cada momento.

     Dios no nos retiene nada, sin embargo, podemos aceptar o rechazar Su ayuda. Si nuestros pensamientos están alineados con el Espíritu, la cosecha será verdaderamente abundante en paz mental, sabiduría, curación y todas las cosas buenas. Con Dios todas las cosas son posibles… ¡ahora!
     “Y ahora es el momento oportuno. ¡Ahora es el día de la salvación! (2 Corintios 6:2  –Versión popular).

Afirmación:

     Hoy es una oportunidad para vivir en la presencia de Dios, la presencia del Bien. ¡Estoy receptivo a las bendiciones de Dios en mi vida y reclamo mi bien ahora!

jueves, 11 de octubre de 2012

Psicologia

Amor sin códigos

Para los sanjuaninos, involucrarse con la ex pareja de un amigo/a es considerado como una traición. No hay olvido ni perdón, según una encuesta exclusiva del Instituto de Opinión Pública y Proyectos Sociales (IOPPS) para Revista ¡OH!
José Correa. Ilustraciones e infografía: Darío Vildozo





"¡Oh si! Estoy mirando a tu novia ¿y qué? No tengo nada que decirte, ella me gusta y yo a ella también, ¡Oh si! ¿Y qué? ¿Y qué?\'. Este es la primera estrofa de la canción "¿Y qué?\', de la banda argentina de pop, Babasónicos. La letra pinta una situación de la que poco se hablaba y que suele suceder, no sólo en el mundo y el país, sino también en San Juan. Esto sucedió hasta que hace unos días, un personaje muy popular de la tele, como Marcelo Tinelli, blanqueó un romance con la ex esposa de su amigo, el productor y empresario, Sebastián Ortega. De ahí en más, la polémica se instaló en los medios de comunicación, mesas de café, entre amigos y en cualquier reunión social. Tener un romance con la ex pareja de un amigo/a puede ser una puñalada al corazón para el tercero en discordia. Se juegan emociones mezcladas entre la amistad y lo sentimental. En este tema, la condena social por parte de los sanjuaninos se hace sentir. La califican como "traición a la amistad". Esto se desprende de un sondeo en exclusiva que hizo el Instituto de Opinión Pública y Proyectos Sociales (IOPPS) para Revista ¡OH!
Desde que se instaló el tema en los medios de comunicación, se generan polémicas. Incluso la industria musical, también aporta letras (ver aparte) sobre este tipo de relación en sus diversas facetas, ya sea infidelidades de distinto tenor o como esta, que es señalada como traición a la amistad.
El trabajo realizado por esta institución fue entre 300 sanjuaninos encuestados en Capital y Gran San Juan. En cuanto a sí involucrarse con la ex pareja de un amigo/a es traición a la amistad, el 45,6 por ciento de los encuestados contestó afirmativamente, es decir, casi un 13 por ciento más de aquellos que opinan lo contrario.
A la hora de perdonar, las opiniones estuvieron bastante divididas aunque los sanjuaninos no perdonan estas actitudes. Es que un 3 por ciento más se niegan a esto, o sea: 43,1 a 40. En el medio están aquellos indecisos que tienen que conocer cómo sucedieron las cosas como para dar su veredicto.
Ahora bien, si ya está todo consumado y ese amigo/a sale con su ex, el 48,6 por ciento de los encuestados dijo que se estaría rompiendo con los códigos de la amistad. Es decir, hay casi un 15 por ciento más de aquellos que opinan lo contrario, mientras un 17,5 por ciento dijo que dependía de distintos factores.
No hay nada mejor como indagar en las experiencias personales para tener de buena fuente una respuesta contundente. En este caso ante la pregunta de sí le pasó alguna vez este tipo de experiencias, si bien casi el 80 por ciento señaló que no le pasó; pero hay un 20 por ciento a quienes les pasó alguna vez efectivamente. Si bien la diferencia de 60 por ciento entre ambas respuestas es amplia, las cifras de dos dígitos en los casos positivos, revela una gran cantidad de casos que rompieron con los códigos en la amistad.
La gran pregunta que se hace por estos días en las reuniones sociales cuando se habla de este tema es "¿vos tendrías una relación amorosa con la ex pareja de tu amigo/a?". Toda una polémica.


miércoles, 3 de octubre de 2012

Los cuentos de hadas en la psicología

  Femenina y Masculina
Érase  una vez” es una expresión que todos hemos escuchado y que –una vez pasada la infancia- nos genera algún tipo de melancolía o recuerdo en relación a esa etapa de nuestras vidas. Nos hayan o no contado o leído alguno de estos cuentos tradicionales, ellos parecen formar parte del inconsciente colectivo de nuestra  cultura y, por lo mismo, parecieran determinar o predeterminar muchas de nuestras conductas psicológicas a lo largo del tiempo.
En estos cuentos tan populares   como “la Cenicienta” y “Blancanieves” , las mujeres esperan a un hombre que las saque de su estado de infelicidad, que las resucite y las despierte del letargo para hacerlas felices, pues  están “medio muertas” por ausencia de ellos . En cuentos como estos las mujeres por sí mismas parecieron no ser protagonistas de nada, pues tan solo están a la espera de un hombre que debe llegar, descubrirlas y rescatarlas.
Esto nos enseña que los hombres nos dan la vida que nosotras no tenemos. Además, no está de más recalcar que la causa de la infelicidad de las protagonistas está determinada –generalmente- por otras mujeres: en el caso de Cenicienta son la madrastra y las hermanastras quienes la hacen experimentar una vida de abusos e infelicidad. Es una mujer –también madrastra- la que envenena a Blancanieves. Estas historias nos muestran desde nuestra tierna infancia a personajes cuyas relaciones estarían  marcadas por la envidia, la rabia interna o el deseo de venganza. Por otra parte, este tipo de conducta femenina –según lo determinan los cuentos de hadas- obliga a los hombres a tener que ser príncipes  y cumplir, por ende, con una cantidad enorme de requisitos; tener posición social, estabilidad anímica, condiciones naturales de gentileza, ternura, belleza, estabilidad económica, proyección como buen padre, etc. Porque así son los príncipes perfectos. Los hombres, por lo tanto, también serán desde muy pequeños determinados para ser susceptibles a caer en el juego de tratar de complacer al resto, intentando cumplir con esa cantidad de exigencias. También querrán ser príncipes y cubrir todas nuestras expectativas.
Así, aprendemos a través de estos cuentos que los hombres nos reviven, que la felicidad solo se logra en  la medida en la que hay otro que la produce y que los hombres deben hacernos sentir  y cumplir nuestros deseos. Cuando llega el príncipe a mi vida, ese que “yo siento” que es el “hombre adecuado para mí”, se supone que lo debo reconocer de inmediato. No existe en estos cuentos el tiempo necesario para el conocimiento mutuo ni las experiencias que enseñan a descubrir lo que no gusta del otro; en ellos el aprendizaje es instantáneo: “lo veo y sé que es él”. Pero hay algo más: junto con reconocerlo, tengo que dejar todo por ese hombre, pues me garantiza “ser feliz para siempre”.
Lo cierto es que, en la vida que nos toca a todos y ya lejos de los cuentos fantásticos, nuestro hombre real no podrá cumplir nunca con el modelo de príncipe azul que fue formando en nuestro interior y desde nuestra infancia.
Consideremos este otro aspecto: en los cuentos, no hay nunca una amiga, una mujer que salve, rescate o ayude a las princesas. Entonces, el peso del príncipe o de cualquier otro hombre –como el cazador que perdona la vida a Blancanieves, o mismo los enanitos- como “dador de vida” se siente con mucha fuerza en nuestra cultura. Si una mujer está bien con su marido y además, se mantiene bonita, es porque el hombre tiene “buena mano”. Él hace que la mujer se vea bien. En cambio, si una mujer está  soltera y anda de mal genio es porque le falta sexo, o sea, el hombre.
Nuestras conductas femeninas están predeterminadas de una u otra forma por lo que los hombres o un hombre es capaz de generar en nosotras, lo que dificulta que la mujer se haga cargo de sí misma en pos de determinar y avanzar hacia la felicidad y la autonomía.-
Fragmento extraído del libro ¡Viva la diferencia!, de Pilar Sordo