lunes, 21 de noviembre de 2011

El religioso sin Dios

La verdad es una tierra sin senderos a la cual resulta imposible aproximarse mediante ninguna religión, filosofía o secta convencional.
 
 
Aunque fue quizá uno de los más influyentes maestros espirituales del siglo XX, Jiddu Krishnamurti (Jiddu era su apellido) no condujo escuela alguna ni creyó en un camino único hacia la verdad. En su lugar, denunció que todas las teorías ocultas, organizaciones y métodos estructurados eran impedimentos para la búsqueda de la realidad verdadera.
 
Krishnamurti nació el 12 de mayo de 1895 en Madanapalle, un poblado del sur de la India , y murió en Ojai (USA) el 17 de febrero de 1986. No fue gurú ni líder de ninguna organización religiosa, pues según sus propias palabras: "Quien sigue a aquel que se erige en autoridad, jamás aprende".
Por eso, todo cuanto dijo a lo largo de sesenta años de pláticas ininterrumpidas -en Europa, Asia y América- no constituye un cuerpo doctrinario que intente atraer adeptos o proporcionar fáciles consuelos:
 
Krishnamurti enseñó que la verdadera comprensión sólo puede ser obtenida a través de una completa conciencia de la mente y de sus imágenes, que se reflejan continuamente en las relaciones que uno establece con los demás. Krishnamurti también enseñó que los sistemas no transforman a la gente: la gente transforma los sistemas. Creía que el cambio real ‑la revolución‑ ocurre cuando la gente se mueve desde su polarización en las percepciones de los sentidos hacía una actitud donde se rige por valores libres de las trabas impuestas por influencias externas. 
 
Existen siete escuelas en distintas partes del mundo donde los niños son educados de acuerdo con la perspectiva de Krishnamurti sobre el aprendizaje y el autoconocimiento...

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