lunes, 19 de noviembre de 2012

El primer nivel de los Siete...

Segunda Parte:


»Puede hacerse una terapia para el yo. Com­prender forma parte de ella. El amor es la terapia fundamental. Los terapeutas, los maestros y los gurús pueden ayudarte, pero sólo durante un tiempo limitado. El camino verdadero es la in­trospección, y tarde o temprano deberás reco­rrerlo sin ayuda de nadie. Aunque, en realidad, nunca estás solo.

»Cuando sea necesario, mide el tiempo, pero hazlo en lecciones aprendidas y no en minutos, horas o días. Puede curarte en ,cinco minutos si alcanzas el nivel de entendimiento adecuado. O puede tardar cincuenta años. Da lo mismo.

»Debes recordar el pasado y después olvidar­lo. Déjalo atrás. Este proceso es útil tanto para los traumas de la infancia como para los de vidas an­teriores, y también sirve para cambiar de actitud, para aclarar los malentendidos, para modificar los sistemas de creencias que se nos han inculca­do y para renovar todo tipo de viejas ideas. De hecho, puede aplicarse a toda clase de pensamien­tos. ¿ Cómo podrás ver las cosas con claridad y frescura si reina el caos en tu mente? ¿ Y si necesi­tas aprender algo nuevo? ¿ Y si has de adoptar una nueva perspectiva?

»Los pensamientos crean la ilusión de la divi­sión y la diferencia. El ego la perpetúa y esta ilu­sión conduce al miedo, la angustia y un profun­do sufrimiento, que a su vez, producen rabia y violencia. ¿ Cómo puede haber paz en el mundo cuando predominan estas caóticas emociones? Hay que desenmarañadas, volver al origen del problema, a los pensamientos, a los viejos pensa­mientos. Dejad de preocuparos y emplead vues­tra sabiduría intuitiva para sentir el amor otra vez. Meditad. Sed conscientes de que todo está entrelazado y relacionado entre sí. Concentraos en la unidad, no en las diferencias. Fijaos en vuestro yo verdadero. Contemplad a Dios.

»La meditación y la visualización os ayudarán a detener el caudal de vuestros pensamientos y a empezar vuestro viaje de regreso al pasado. Así se producirá la curación. Empezaréis a utilizar vues­tra nueva mente. Veréis. Comprenderéis. Vuestra sabiduría crecerá. Entonces habrá paz.

»La relación que mantienes contigo mismo es similar a la que mantienes con los demás. Has vi­vido en muchas épocas y en distintos cuerpos. Por consiguiente, pregúntale a tu yo actual por qué tiene tanto miedo. ¿ Por qué te asusta correr riesgos razonables? ¿Acaso te preocupa tu repu­tación o lo que los demás piensen de ti? Estos miedos te condicionan desde la infancia o inclu­so desde antes.

»Hazte estas preguntas: ¿ Qué tengo que per­der? ¿Qué es lo peor que puede ocurrir? ¿Quie­ro vivir el resto de mi vida en estas condiciones? Comparado con la muerte, ¿ esto es tan arries­gado?

»En tu evolución, no tengas miedo de encole­rizar a otras personas. La cólera sólo es manifesta­ción de su inseguridad. El hecho de tener miedo de su ira puede frenar tu progreso. La rabia sería algo simplemente estúpido si no generara tanto sufrimiento. Transfórmala en amor y perdón.

»No permitas que la depresión o la angustia obstaculicen tu desarrollo. Cuando te deprimes, pierdes la perspectiva, olvidas y das las cosas por sentado. Agudiza tu atención. Recapacita sobre tus valores. Recuerda qué es lo que no debes dar por hecho. Cambia tu punto de vista y no olvi­des lo que es importante y lo que no lo es. Evita caer en la rutina. No pierdas la esperanza.

»Cuando te angustias, te sientes perdido den­tro del ego, sin límites que te protejan. Se des­pierta en ti un vago recuerdo de falta de amor, una herida en tu amor propio, una pérdida de paciencia y de serenidad. Recuerda que nunca estás solo.

»Ten el valor de correr riesgos. Eres inmortal. Nadie puede hacerte daño.

A veces los mensajes no son tan psicológicos y parecen proceder de una fuente más tradicio­nal, más didáctica.

El estilo es algo diferente, casi como si se tra­tara de un dictado.

-Existen varios tipos de karma, de deudas por saldar. El karma individual corresponde a las propias obligaciones de la entidad, que sólo le pertenecen a ella. Pero también hay un karma colectivo, las deudas del grupo, y existen diver­sos grupos: religiones, razas, nacionalidades, etc. En un nivel más amplio, está el karma planetario, que afecta al destino del planeta y sus conse­cuencias. En el karma colectivo, no sólo hay deudas individuales acumuladas y sedimentadas, Si no que sus consecuencias terminan por atr­ibuirse al grupo, al país o al planeta. La aplicación de este karma colectivo determina el futuro del grupo o del país. Pero también se aplica al indivi­duo que se re encarna dentro del grupo o del país, o al mismo tiempo y en relación con ese grupo o país aunque no pertenezca a él, o en una época posterior...

»La acción se convierte en una acción correc­ta cuando se lleva a cabo a lo largo del camino, a través del sendero que conduce a Dios. El resto de caminos acaban siendo falsos senderos o es­pejismos, y la acción que se lleva a cabo a lo largo de ellos no es la acción correcta. Así pues, la ac­ción correcta estimula la espiritualidad de la per­sona y su recuperación. Toda acción que favo­rezca la justicia, la misericordia, el amor, la sabiduría y todos los atributos que denomina­mos divinos o espirituales es inevitablemente una acción correcta. Los frutos de las acciones que se llevan a cabo por los otros caminos son transitorios, ilusorios y falsos. Son frutos tenta­dores y engañosos, pero no son lo que realmente deseamos. Los frutos de una acción correcta abarcan todos nuestros objetivos y anhelos y to­do lo que necesitamos y deseamos.

»La fama es un buen ejemplo. Todo aquel que persigue la fama como una meta en la vida, pro­bablemente la obtendrá durante un tiempo. Pero esta fama será pasajera e insatisfactoria. Sin em­bargo, si la fama llega de un modo espontáneo,

como resultado de la acción correcta, de la ac­ción llevada a cabo por el camino, se conservará y será verdadera, aunque para la persona que se halla en el camino, esto no será importante. He aquí la diferencia entre el deseo egoísta de fama, por parte de la persona, y la fama no buscada y no deseada, que es el resultado de la acción co­rrecta. La primera es ilusoria y efímera. La se­gunda es real y duradera, y es fiel al alma. En el primer caso se acumula el karma, y es necesario saldado; en el segundo, no.      .

 

  A veces los mensajes se suceden como deste­llos y son muy concisos:

  -El objetivo no es ganar sino explorar.

 

Luego, como si les volviera a tocar el turno, los mensajes son de nuevo más psicológicos y adquieren la forma de impresiones que se suce­den una detrás de otra, como centelleos.

-Dios perdona, pero también debes ser per­donado por los demás, y tienes que perdonados a ellos. El perdón también es una responsabili­dad tuya. Debes perdonar y ser perdonado. El psicoanálisis no repara los daños. Tienes que ir más allá del entendimiento y realizar cambios, mejorar el mundo, arreglar las relaciones, perdonar a los demás y aceptar su perdón. Es suma­mente importante perseguir la virtud sin descan­so. Solamente hablar de ella no es suficiente. En­tender con el intelecto y no aplicar un remedio tampoco es suficiente. Pero expresar el amor sí lo es.

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